Kintsugi, la filosofía que te ayuda a afrontar las adversidades en el trabajo

Todos, en algún momento, nos hemos equivocado en el trabajo. Es parte de la experiencia laboral, atravesar periodos de dificultades o ver consecuencias no favorables causadas por alguna decisión que hayamos tomado, o algún error cometido sin querer. Es más común de lo que parece equivocarse o no llegar a algún objetivo fijado. Aun así, la vergüenza o el estigma alrededor de los errores o los fallos sigue siendo la norma. Pero, la manera en la que afrontamos estos baches y nos anteponemos a las adversidades dice mucho de nuestra actitud y de nuestra capacidad de superar contratiempos.

¿Qué es el kintsugi?

El Kintsugi es una técnica centenaria japonesa que consiste en reparar piezas de cerámica. La finalidad de este método no es ocultar las grietas provocadas por la rotura, sino repararlas y destacarlas a través de polvo de oro o plata líquida. De esta manera, las grietas adquieren un nuevo valor, resaltando la belleza de su imperfección.

Esta técnica otorga exclusividad a cada una de las piezas de cerámica. Es imposible que existan dos piezas iguales. Sin embargo, si interpretamos el kintsugi desde un plano humano, se convierte en una filosofía de vida. Ya que, como dijo Ernest Hemingway: “El mundo nos rompe a todos. Y luego algunos se hacen más fuertes en las partes rotas”. Sin duda, se trata de una filosofía que se enfoca en que los momentos de desesperación y tristeza como oportunidades para la curación y el crecimiento personal.

Conjunto de piezas de las damas.

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El kintsugi en el ámbito laboral

En el terreno profesional, el kintsugi tiene una estrecha relación con la resiliencia. Hablamos de la capacidad de adaptarnos y superar los obstáculos que se nos presentan. En el ámbito laboral pueden ser desde pequeños contratiempos hasta grandes crisis que afectan a toda la organización. Pero, ¿qué tiene que ver el kintsugi con las empresas?

El kintsugi es un arte que nos enseña a ver la belleza en las imperfecciones, a valorar la historia de cada objeto y a transformar los defectos en virtudes. En el ámbito laboral, esto se traduce en aprovechar cada error o fracaso como una oportunidad de aprendizaje y mejora. Cada desafío que superamos nos hace más resilientes y nos ayuda a crecer profesionalmente. Así, esta filosofía nos inspira a convertir cada equivocación en un trampolín dorado hacia el éxito.

 

Aprovecha tus fracasos para mejorar

Los fracasos son parte de la realidad de cualquier persona. Todo el mundo puede equivocarse. Sin embargo, lejos de ser un motivo de desánimo, pueden ser una fuente de aprendizaje y creatividad. Lo importante es saber cómo afrontarlos y aprovecharlos para crecer. Así, los fracasos se convierten en oportunidades de mejorar nuestra situación empresarial.

  • Analiza tus errores: No se puede vivir en el pasado, pero tampoco se puede ignorar. Si reflexionas sobre qué falló y por qué, podrás averiguar cuál es el problema raíz y evitar que se repita. 
  • Aprovecha el feedback para mejorar: No todas las críticas tienen intención de ofender. Aprovéchalas como una oportunidad de ver lo que no estás haciendo del todo bien. Utiliza la información para corregir tus errores y potenciar tus fortalezas. 
  • Practica la reflexión personal: Muchas veces, estamos pendientes de mil tareas y se nos olvida parar un momento para coger aire y reflexionar. Una acción muy necesaria para poder ver todo con más claridad, descubrir lo que has aprendido y lo que puedes mejorar. 
  • Define protocolos de mejora: No basta con saber qué mejorar, también hay que saber cómo hacerlo. Aplica cambios claros y medibles. Crea un plan de acción en el que todo lo que se va a realizar esté bien especificado para poder prevenir errores y seguir avanzando.

Al igual que en el arte del Kintsugi, tus fallos pueden ser herramientas poderosas de crecimiento. Lo esencial es saber cómo aprovecharlos y darles valor.

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