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16 de mayo de 2024
A pesar de todo el hype alrededor de la creatividad en los últimos años, los músculos creativos continúan bastante subdesarrollados a nivel empresarial. Aunque la mayoría de las organizaciones ha entendido finalmente la importancia de la innovación y por ende han implementado estrategias para ello, la realidad es que no lograrán crear nuevos productos, servicios y procesos hasta que los mismos equipos sean más creativos. Y los equipos no logran convertirse en equipos más creativos porque, en muchos casos, los sistemas organizativos lo previenen, y los líderes no entienden cómo funciona la creatividad.
Para empezar, se ve asfixiada por procesos burocráticos, jerárquicos y restrictivos. La creatividad, además, necesita tiempo y espacio para florecer. Cuando tenemos culturas corporativas excesivamente “eficientes”, donde se implementan medidas y prácticas que controlan y regulan el tiempo empleado por cada tarea, o se llenan los calendarios de reuniones, se crea un ambiente en el que la creatividad se marchita.
¿Cómo podemos evitar sofocar la creatividad de los equipos dentro de un entorno donde se prioriza la eficiencia? La respuesta te va a sorprender: Probablemente no puedas. La realidad es que la creatividad es poco eficiente según cómo entendemos la eficiencia a día de hoy. La visión corporativa del “cómo debe ser” la jornada laboral, productiva y eficiente, es el primer y más grande obstáculo hacia cultivar equipos más creativos. La creatividad requiere ser efectiva, no eficiente, y no necesariamente productiva. Por eso, para aumentar la creatividad dentro de la organización hace falta un verdadero cambio cultural.
La creatividad y la innovación van de la mano e influyen tanto a nivel individual como colectivo. Las culturas de innovación crean espacios para generar ideas, muchas ideas, buenas y malas. Pero también crean espacios para el fracaso, se celebran las ideas originales y se enfocan en transformarlas en realidades para el negocio. El objetivo es que estas realidades produzcan mejoras en los resultados, pero de no ser el caso, no se castigan. Una cantidad saludable de fracaso es un buen indicador de que se está creando. Por supuesto, siempre hay que cuidar en dónde y en qué se fracasó. No hace falta descuidar el negocio, pero sí reducir el miedo y el estigma en los equipos alrededor de la idea de fracasar.
Cuando pensamos en un lugar de trabajo, a menudo nos vienen a la mente imágenes de oficinas monótonas, aburridas e impersonales. Pero, ¿qué pasaría si el entorno laboral fuera todo lo contrario? Tomemos como ejemplo las oficinas de Google, conocidas por su diseño innovador y estimulante. Estos espacios están pensados para inspirar y motivar a los empleados, animándolos a explorar ideas nuevas y arriesgadas. Al ofrecer un ambiente donde la creatividad y la innovación son la norma, se demuestra cómo un entorno de trabajo bien diseñado puede ser un motor clave para fomentar la creatividad empresarial.
Para que la creatividad cale en los equipos, debe estar bien asentada en los líderes. No hace falta que los líderes se consideren “creativos”, aunque eso pueda ayudar, pero sí es importante que gestionen sus equipos de manera que la creatividad pueda fluir.
Autonomía y empoderamiento: La motivación y el dar a entender a los empleados que son capaces y que tienen cierto grado de libertad para explorar sus propias ideas y enfoques, les permite decidir con autonomía y que su creatividad se desarrolle mucho más.
Comunicación eficaz: Si tenemos un problema en el equipo o un desafío empresarial, discutirlo de manera abierta puede conducir a una variedad de soluciones creativas. El mantener este tipo de comunicación no solo mejora la resolución de problemas, sino que también fortalece el sentido de comunidad y colaboración dentro de la empresa.
Reconocimiento y apoyo: Reconocer y celebrar la creatividad es crucial para mantener un ambiente motivador. Y no vale limitarse a los logros, justamente va de celebrar la creatividad por el mero hecho de existir. Primero viene la ilusión, luego viene el beneficio. Proporcionar apoyo y recursos para desarrollar ideas prometedoras muestra que la empresa valora la innovación y está dispuesta a invertir en ella. Esto incluye desde el reconocimiento en reuniones hasta la asignación de presupuestos para proyectos innovadores. Al sentir que sus contribuciones creativas son valoradas, los empleados se sienten más comprometidos y motivados para seguir innovando.