‘Astroturfing’: la técnica manipulativa a través de las redes sociales

Un usuario usando dos ordenadores a la vez.

Vivimos en una sociedad súper digitalizada donde, a pesar de que los canales de comunicación se multiplican, es más fácil estar desinformado que informado. El ‘astroturfing’ es la nueva técnica de manipulación a través de las redes sociales y te ayudamos a cómo detectarlo

La manipulación informativa ha existido siempre. Desde sus inicios, los medios de comunicación se han utilizado para divulgar o propagar contenido en su propio beneficio. La prensa, la radio, la televisión… Todos los medios están sujetos a las directrices de “los de arriba” o los mandamases institucionales, que toman sus decisiones en base a la línea editorial de cada medio. 

Es cierto que en la actualidad tenemos más opciones para nutrirnos de información y que deberíamos poder reconocer si una noticia es veraz o no. Sin embargo,en ocasiones cuesta juzgar sin prejuicios una noticia, ya que anteponemos nuestros propios intereses a la neutralidad necesaria para actuar de forma correcta.. 

Los trabajadores de la información son conscientes del impacto que provocan ciertas noticias en la sociedad. El mejor ejemplo lo tenemos con el desenlace de lo que ocurrió con Orson Welles y su narración radiofónica de ‘La guerra de los mundos’ de George Wells en 1938. Welles sembró -sin querer- el caos durante la locución de la novela y la audiencia pensó que el planeta estaba siendo invadido por extraterrestres y cientos de miles de personas salieron a la calle sacudidas por el pánico, demostrando la fuerza que ejerce el cuarto poder en la sociedad.

La propaganda política como precursora de la manipulación de las masas

La política y la práctica de la manipulación de masas siempre han ido de la mano. Los primeros escritos sobre propaganda surgieron en la Edad Antigua, entre los siglos III y IV A.C , donde se difundían mensajes políticos y religiosos con la intención de incidir en la mentalidad de la población. 

No fue hasta la Primera Guerra Mundial que la propaganda cobró una gran relevancia. Estados Unidos buscaba evitar el derrotismo después de la crisis de 1917, y utilizó una agresiva campaña gráfica apoyando las acciones del gobierno en referencia a la Guerra. Se acabó censurando y controlando los medios de comunicación con el fin de evitar una mala imagen de cara a su población y al resto del Mundo. 

España también utilizó la propaganda durante la Guerra Civil, pero el ejemplo más claro y más agresivo de estas prácticas lo encontramos durante la Segunda Guerra Mundial. Joseph Goebbels, precursor de la propaganda nazi, centralizó el control de la vida cultural e intelectual del país de modo que las acciones políticas y militares de Adolf Hitler fueran vistas como algo positivo. . 

En el Siglo XXI se ha seguido utilizando la propaganda y, gracias al nacimiento de nuevos medios de comunicación y a las nuevas formas de consumir información, surgen nuevas técnicas de manipular a la opinión pública.

‘Astroturfing’: qué es, cómo funciona y cómo aprender a descifrarlo 

Se conoce como ‘astroturfing’ la  estrategia publicitaria en redes sociales basada en promover una visión paralela a la realidad  para condicionar a la opinión pública. Es una corriente de opinión irreal creada por una serie de usuarios ficticios para hacer ver al resto que se trata de un hilo de información real, escondiendo tanto su propósito real como la fuente original encargada de emitir el falso contenido.  

El término tiene su origen en una empresa norteamericana proveedora de césped artificial llamada Astroturf. El césped artificial pretende imitar al real, pero nunca lo logrará al 100%. Algo similar ocurre con la información: aunque parezca real a lo lejos, cuando la estudias detenidamente te das cuenta de que no lo es.

En 2008, durante una campaña publicitaria de McDonald’s en Japón, se descubrió que la compañía había pagado a cientos de personas para que fueran a sus restaurantes dando así la sensación de que el lanzamiento de su nueva hamburguesa estaba siendo todo un éxito. 

En 2013, Movistar despidió de manera improcedente a uno de sus empleados. Se creó una gran corriente de apoyo en Twitter que defendía al trabajador despedido, llegando a ser trending topic durante varios días. La respuesta fue inmediata: comenzaron a surgir usuarios defendiendo a la empresa y atacando al empleado. Todas esas cuentas tenían indicios de ser falsas -fechas de creación similares, incoherencia con los datos personales, envío de los tweets mediante aplicaciones y hashtags que solo esas cuentas usaban – y la respuesta no se hizo esperar, ya que varios blogs se encargaron de denunciar públicamente lo sucedido.   

Pero, ¿cómo se desarrolla esta técnica? Se presenta en varias fases:

  • Fase 1 – Distribución: Empresas u organizaciones contratan personas que gestionan cuentas en redes sociales haciéndose pasar por distintos perfiles de ciudadanos sin aparente relación entre sí, emitiendo un hilo de mensajes sobre un mismo tema en un breve periodo de tiempo. 
  • Fase 2 – Amplificación: Se busca captar la atención de medios de comunicación o periodistas que se hagan eco del tema propuesto, para así llegar a mucha más gente.
  • Fase 3 – Inundación: En función del éxito de la fase anterior, otras “nuevas cuentas” -contratadas y gestionadas- intervendrán en los hilos de los mensajes dando también su opinión, generando así esa falsa realidad de la que hablábamos en el punto anterior. 
  • Fase 4 – repercusión: Una vez se ha generado debate, hará que el resto de usuarios participen en él, mezclando perfiles reales con los “falsos”.

Es complicado diferenciar si se está llevando a cabo una campaña de astroturfing, ya que los perfiles tenderán a parecer reales. No obstante, existe un patrón común que siguen las cuentas que persiguen esta estrategia:

  1. Nunca serán influencers: los perfiles que actúan no tendrán más que unos pocos seguidores que, con toda seguridad, serán bots generados por la misma compañía que esté llevando a cabo esa estrategia de astroturfing.
  2. Parecen perfiles reales, pero, casi siempre, interactúan o generan contenido de un mismo tema y siempre con la misma corriente de opinión. 
  3. Querrán seguirte en tus cuentas e interactuar contigo para conocer tus gustos y, así, clasificarlos y utilizarlos a la hora de abordar el tema en futuras campañas. 
  4. No buscan llamar la atención. Es decir, no generan polémica con sus mensajes. 
  5. Evitan ser monitoreados por el algoritmo.

El ‘astroturfing’ como negocio: mentir como práctica habitual

El astroturfing ha venido para quedarse. Cada vez son más las empresas que solicitan este tipo de servicios para sacar beneficio: lucrarse, desprestigiar a la competencia, generar interés, etc., pero no sólo las grandes compañías utilizan este tipo de estrategias. 

En el mundo de la política también es usual ver estas prácticas. El astroturfing político se puede considerar como una propaganda silenciosa, ya que el usuario no percibe de manera directa si está siendo adoctrinado. Simplemente está asistiendo a un debate entre un hipotético ciudadano de su mismo estatus. 

Y lo que es peor, esta técnica es utilizada cada vez más por falsas empresas o asociaciones para generar beneficio económico. No es la primera vez que se da el caso de perfiles que en redes sociales solicitan dinero a sus seguidores a través de una historia falsa que remueve los sentimientos de los usuarios y provocan que  caigan en la trampa.

El caso de Fernando Blanco fue muy sonado en España. Tanto Fernando como su mujer, Marga Garau, pedían dinero a través de las redes sociales para pagar una operación de su hija Nadia. Llegaron a recaudar y gastar más de 600.000€ en otros fines. Ambos fueron juzgados y perdieron la custodia de la menor que fue otorgada a su tía. Un caso que, utilizando la técnica de ‘astroturfing’, llegó a convertirse en un fraude mediático.

Cada vez es más complicado identificar cuándo se está intentando manipular a la opinión pública. El panorama digital y el posicionamiento de las redes sociales como principal fuente de la información ha provocado que surjan nuevas formas de desinformar y manipular. Por suerte, los esfuerzos por evitar estas prácticas ha provocado que nazcan plataformas y especialistas del tema para frenarlas

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