La jornada intensiva: el nuevo paradigma

La semana laboral de 5 días y 40 horas lleva años acompañándonos. De hecho, en Estados Unidos el primero en implementarla fue Henry Ford en 1926, reduciendo las horas laborales de sus empleados sin ningún cambio en cuanto a la compensación.  56 años más tarde, en 1982, se instauró el mismo recorte de jornada a 40 horas en España. De eso, hace 41 años. Esta fue la última vez que se modificó la jornada de trabajo máxima en España. Por lo general, esta jornada se implementa en horario partido, de 9:00h a 13/14h y de 14/15h – 18:00h, permitiendo una o dos horas de descanso entre medio. Sin embargo, lo conocido como jornada intensiva ha ido creciendo de forma paulatina. Hace unos años, el porcentaje de ocupados con esta modalidad de trabajo era del 25 %. Según datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo del Instituto Nacional de Estadística, en 2019 representó el 37,4 %.

¿En qué consiste la jornada intensiva?

En la actualidad, la jornada de 4 días laborales está siendo el centro de muchos debates, pero no es el único tipo que existe. La jornada intensiva, por lo general, se distingue por permitir que los empleados realicen sus labores de manera continua, lo que les posibilita empezar su trabajo más temprano y abandonar su puesto antes de lo habitual. En este formato, el horario más común abarca desde las 8:00 hasta las 15:00 horas. Y, aunque el trabajo se efectúe de forma continuada, tenemos que tener en cuenta los descansos pautados por ley, -al menos 15 minutos por cada 6 horas trabajadas-.

Existen diversas variantes de las jornadas intensivas, siendo frecuente su implementación los viernes y durante los meses estivales, generalmente de junio a septiembre, destacando, en especial, el mes de agosto. En muchos convenios, este horario se adapta al calendario escolar, facilitando así la conciliación familiar.

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¿Cuáles son sus beneficios?

Facilita la conciliación

La conciliación representa un delicado equilibrio entre las responsabilidades laborales, las tareas personales y las actividades familiares. Uno de los malentendidos más frecuentes en el ámbito laboral es creer que la conciliación solo beneficia a aquellos que tienen personas a su cargo. Ya que, todos los individuos tienen derecho a disfrutar de este beneficio. Es aquí donde la jornada intensiva se destaca como una de las principales ventajas, permitiendo dedicar más tiempo tanto a intereses personales como a la formación profesional. Es más, el 67% de los trabajadores españoles aprovecha la jornada intensiva para formarse, según un estudio de la consultora Conecta.

 

Más motivación y productividad

Según los datos de una encuesta realizada por la empresa de recursos humanos Randstad, el 66% de los trabajadores considera que la jornada intensiva aumenta la productividad. Esto se debe a que al pasar menos tiempo en la oficina y tener más tiempo libre para disfrutar del tiempo personal, se sienten mejor y, por lo tanto, la motivación se enciende y la productividad se dispara. 

Cristina Gutiérrez Campos, coach laboral, destaca que la jornada intensiva produce “un aumento de la sensación de felicidad” entre los trabajadores, lo que se traduce en una mejora del rendimiento profesional. “Según estudios, la sensación de felicidad de los empleados aumenta en más de un 80% la productividad por varios motivos. Por un lado, se afronta el día con más optimismo. Por otro, se planifica y gestiona mejor el tiempo para poder terminar su jornada laboral y conciliar posteriormente con planes familiares, amigos…”.

 

Descenso del absentismo

Según el informe de Asepeyo sobre los horarios de trabajo y el absentismo laboral, existe una relación, más o menos directa, entre las conductas absentistas y el sistema organizativo del tiempo de trabajo. La implementación de la jornada intensiva ha demostrado ser un factor significativo en la reducción del absentismo en las empresas. Al proporcionar a los empleados un horario más condensado y flexible, se fomenta un equilibrio saludable entre las responsabilidades laborales y personales. Esta adaptabilidad temporal contribuye a la disminución del estrés y la fatiga, factores clave que suelen estar relacionados con la ausencia laboral.

 

Mejora el employer branding

La imagen que proyectan los empleados de una empresa es tan importante como la calidad de sus productos y servicios. Empleados felices es un sinónimo de buen branding, y condiciones laborales que incluyen horarios flexibles o jornadas intensivas está demostrado que aumenta la retención y atracción de talento.

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Como primeras pruebas en el paradigma laboral, tenemos la semana laboral de cuatro días. Ahora, aparece la jornada intensiva que se presenta como una excelente alternativa para la conciliación de la vida laboral y personal, aumenta la motivación y la productividad de los trabajadores, mejora el ambiente laboral y reduce el absentismo. 

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