Modo claro versus modo oscuro: ¿cuál es mejor para tu vista?

Hubo un tiempo en el que los colores de las pantallas de los ordenadores eran sinónimo de innovación y fuerza. Cuando surgieron los primeros monitores apenas existía una paleta que fuese más allá del rojo, azul o verde. Esas tonalidades monocromáticas fueron las encargadas de impulsar el desarrollo de nuevos diseños gráficos. Pero parece que la tendencia actual se dirige hacia el lado contrario: el dark mode. ¿Sabes en qué consiste y qué ventajas tiene? Te lo explicamos a continuación: 

El modo oscuro es un esquema de colores que se adapta a todo tipo de dispositivos, como los portátiles, tabletas y móviles. Se trata de una estructura de fondo oscuro y texto blanco que no tiene un contraste tan marcado con el resto de elementos en la pantalla. El principal cometido de este formato es dar un efecto más minimalista y disminuir la fatiga visual, teniendo así un menor impacto en nuestras retinas. Sobre todo de cara a la noche, momento en el que es más aconsejable reducir el brillo de nuestros smartphones para no forzar la vista ante las pantallas y conseguir una mayor calidad del sueño. 

Apostar por el dark mode ha supuesto un auténtico reto para los desarrolladores. Alcanzar un equilibrio entre la distribución correcta de las pantallas y que se lea bien su contenido ha sido una tarea ardua. Sin embargo, ahora el dilema se centra en si es más perjudicial o no para nuestra vista. Está científicamente demostrado que la exposición a la luz azul puede alterar nuestras rutinas de sueño y aumentar la tensión de nuestros ojos. Al suprimir la producción de melatonina, nuestro estado de alerta aumenta y se interrumpe la segregación de esta hormona. Cuando esto ocurre, nuestro ritmo circadiano, es decir, el reloj interno que se encarga de regular nuestros cambios físicos, mentales y conductuales puede verse alterado a lo largo del día.

La ciencia no ha confirmado todavía que el dark mode sea la panacea para nuestros ojos. Sí lo es sin embargo para las baterías de nuestros dispositivos, que aguantan hasta un 50% más cuando se activa este modelo. No obstante, la clave estará siempre en el tiempo de uso que hagamos de las tecnologías. Cuantas más horas estemos expuestos a las pantallas, más estaremos forzando la vista. Lo mejor que podemos hacer es mantener a nuestro dispositivo a una distancia normal, bajar el brillo de la pantalla y no usarlo por lo menos una hora antes de acostarnos.

¿Debemos entonces apostar rotundamente por esta modalidad? Todo dependerá de cómo se sientan nuestros músculos oculares. Si percibes que estás haciendo un sobreesfuerzo, no obligues a tus ojos a hacerlo. ¡Cuídalos! Solo tienes unos. 

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